Recuerdo la primera vez que, siendo niño, acudí al Monasterio de Piedra.
Me sorprendió ese vergel inesperado en una zona seca, los nombres de las cascadas «Caprichosa», «Trinidad», «La Cola de Caballo» se gravaron en mi memoria, pero la experiencia tuvo algo que me encantó; LAS FLECHAS de colores que marcaban los diferentes recorridos y que seguía con la ilusión del explorador que lleva un niño dentro.
Como no puede ser de otra manera, las flechas te obligaban a salir a través de la tienda de Souvenirs, donde era obligado comprar un recuerdo, si bien el merchandasing de los años 80 darían para otro post :-).
Las flechas las he vuelto a ver en muchos lugares con modelos de negocio similares; museos, zoológicos…. pero sin duda, la sensación de niño explorador la volví a experimentar haciendo el Camino de Santiago.
Las flechas amarillas estaban situadas en lugares inesperados y eran una señal de tranquilidad, de estar en el buen camino… eran señal de que avanzábamos hacia nuestro objetivo.
Por supuesto, el negocio montado alrededor de estas flechas es muy variado y cada vez más creativo y personalizado; alojamiento, alimentación, traslado de equipajes, talleres de bicicletas, masajes…
El impulso económico de este tipo de rutas para las poblaciones por las que pasan es muy importante. A las históricas como el Camino de Santiago y la Vía de la Plata, se les va sumando, la ruta del Cid, la del Quijote, la del vino de……(ponga su denominación).
El año pasado, estuve por primera vez en Ikea, y allí volvieron a aparecer las flechas, los recorridos donde solo puedes avanzar en una dirección y por un camino guiado y dirigido a… la caja registradora!
Si analizamos el modelo de negocio de Ikea, nos vienen reflexiones como diseño de calidad a precios razonables, productos funcionales, «hazlo tu mismo»… pero para los que no sabemos hacer nada si no es con una excel 🙂 y salimos con una lamparita de 30 €… (¿nos tendrán identificados y catalogados?), la experiencia no deja de ser placentera, más aún si te pasas por el restaurante.
Atención. Pregunta.
¿Podemos aplicar las flechas, los recorridos, a otros negocios?
¿Podemos pensar en «flechear» nuestra propuesta de valor?
Se admiten ideas creativas / disruptivas en los comentarios.